El turismo “slow” es lo último en materia de viajes. Ecológico y cultural, reniega de escapadas y tours. Los destinos favoritos.
Paquetes para conocer cinco ciudades en una semana, estadías en cadenas hoteleras impersonales, almuerzos relámpago en restaurantes de “fast food” y vuelos con múltiples escalas para abaratar costos ¿Agotador? Para la mayoría de los turistas, en todo el mundo, el ocio es un trabajo y las vacaciones, una seguidilla de jornadas estresantes de las que se vuelve más extenuado que antes de salir. Con el caracol como emblema y la lentitud como estandarte, el movimiento “slow” propone batallar contra la tiranía del reloj, para disfrutar del tiempo libre con otro ritmo.